
Un día, el compositor mostró a su cuñado algunas de sus últimas composiciones y le invitó a escoger la que más le gustase para dedicársela. De entre todas las obras, el cuñado (Francisco Pérez Molina) eligió un pasodoble y, según lo prometido, el autor lo tituló Paquito el chocolatero... A la noble y dulce labor de fabricar chocolate se había dedicado la familia de Consuelito Pérez Molina, esposa del compositor y hermana del célebre Paquito. Y tal como cuenta el hijo del autor, el oficio de sus abuelos dio el apodo a Paquito, a Consuelito y a su otra hermana, Paquita.
El autor del pasodoble murió en 1946 y su hijo, en su intento por recuperar la obra de su padre, sólo pudo conseguir el 50% de los derechos. El otro 50% es de una editora de música. Su padre introdujo el cambio de ritmo en las marchas moras, trayendo una nueva forma de acompañar al festero. Para las entradas invirtió el orden de los músicos: delante los instrumentos que se oyen menos y detrás los más fuertes. Una importante aportación a la música.
¡OLE, OLE Y OLE!