31.3.13

Honda NR 750: nostalgia roja



En la II edición del Salón MotoMadrid volví a mi adolescencia... por un instante. Una de las mejores épocas de mi vida despertó cuando, tras una columna, me topé con “la gran roja”. Y no me refiero a los integrantes de la selección española de fútbol, sino a una flamante Honda RC40, más conocida como NR 750

Nazario Ibáñez, fundador de la marca española de cascos NZI, compró una de las ¿340 unidades? que se fabricaron de aquel modelo, exponiéndola siempre que puede en el stand de su marca con cualquier salón motociclista como excusa: su matrícula murciana no dejó lugar a dudas en MotoMadrid.


Recuerdo perfectamente las fotos de principios de los ’90, donde esta exuberante pieza de ingeniería lucía palmito tras su primera prueba internacional en el Circuito de Paul Ricard. Yo tenía 13 años y, en esa época, la diseccioné con ciertos prejuicios: no podía entender cómo la moto más cara del mundo (7.500.000 pts) sólo anunciaba 125 CV a 16.000 rpm para unos "lastrantes" 222.5 kg en seco. Ahora, 21 años después, sí lo entiendo. Aquella “tirada de pisto hecha metal” de Honda, cuando “sí era Honda”, chocó a muchos por no estar a la altura de las expectativas, pero ha recibido el reconocimiento de todos con el paso del tiempo: 21 años después, su motor sigue siendo inédito.


Nunca fue la más rápida (unos 260 km/h), ni la más ligera, ni la más bonita, pero su carrocería de carbono de cinco piezas, el chasis doble viga de aluminio pulido, la horquilla invertida Showa (primera Honda en montarla), la cúpula bañada en titanio de 6.000 euritos (derivada de la aviación, anti-reflejos), la pata de cabra escamoteable, las llamativas salidas de escape “tipo 500” bajo el faro trasero, los intermitentes delanteros integrados en los retrovisores, la llave de contacto de níquel, las llantas Magtek de magnesio (delantera de 16”), el embrague anti-rebote con mando hidráulico, su caja de cambio extraíble de relación cerrada, el velocímetro digital con corrector de profundidad y… sobre todo, su ostentoso motor de inyección V4 con 8 válvulas por cilindro y pistones ovales (cada uno de ellos accionados por dos bielas de titanio) marcaron un antes y un después en la historia de las motos matriculables.


La NR (New Racing) 750 fue el sueño de una década y una de las mejores “pajas mentales” de Isao Yamanaka. El final de una cuenta atrás iniciada con el fiasco de la NR 500 de GP en 1979, perpetuada por la NR de resistencia (llegaba a 160 CV con carburadores) y sentenciada en los salones de Tokio ’89 (proto de carreras) y Ginebra ’91 (versión de calle).

La “Never Ready” cambió su nombre a “Now Ready”, transformándose en una de las motos más sofisticadas, finas, elegantes y dulces de la historia. A pesar de su motor de "comportamiento V8" y la agresiva imagen (potenciada con una estudiadísima aerodinámica de “sustentación cero”) nunca fue una deportiva pura, pues para eso Honda ya disponía de la prodigiosa RC30 (mi moto japonesa favorita) y la novedosa CBR900RR. Aún así, preparada por fábrica y en manos de Loris Capirossi, la NR alcanzó 302 km/h en el anillo de Nardò en 1993.


Que el mejor escaparate y referente tecnológico para las motos sport de las dos décadas posteriores siga vivo en salones “buenrollistas” como los de ahora es todo un placer para los sentidos. ¿Quién ha vuelto a fabricar una moto asumiendo que, desde el principio, iba a ser deficitaria para la empresa? Otra época. Curiosamente, hace 3 años un concesionario de Estocolmo desembaló una unidad a estrenar guardada en el almacén desde 1992

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