Tras varios años disputando regionales, las motos clásicas vuelven a rugir en los grandes circuitos. El Campeonato de España ya es una realidad para aquellos amantes de la gasolina con mezcla y los megáfonos.
Ya era hora de que las motos clásicas también compitieran en un campeonato de rango nacional. Julián Martínez Flores, promotor de la Copa y presidente de la Federación Castellano-Manchega ha conseguido lo que parecía imposible: unir a los amantes de las motos de antes en un calendario a cinco carreras: Valencia, Motorland, Albacete, Cartagena y Jerez. Esta es la tercera vez que se celebra la Copa de España de clásicas de velocidad. Las anteriores fueron en 2000 y 2001.
A falta de la cita jerezana, Joaquín Orts y Juan Bultó lideran las categorías B (hasta 250 cc 2 tiempos y 350 cc 4 tiempos) y C (hasta 350 cc 2 tiempos y 500 cc 4 tiempos) respectivamente. Los dorsales cambian de color según el motor y la categoría, como se hizo en el mundial hasta finales de los ’80: verde con número blanco (Clásicas B), azul con número blanco (Clásicas C 2T) y amarillo con número negro (Clásicas C 4T).
Hasta cuarenta pilotos en líneas de "a 3" componen las dos categorías, que corren a la vez. Toda la parafernalia clásica sucede en la misma jornada: verificaciones técnicas, dos tandas de entrenamientos cronometrados (20 minutos cada una) y carrera (10 vueltas). Las puntuaciones son las mismas que en el resto de modalidades, es decir, 25 para el ganador y un punto para el 15º.
En lo referente a las monturas, deben estar fabricadas entre 1945 y 1972. Bultaco arrasa en las dos categorías en liza, por número y competitividad: es el universo de las Metralla Kit América y las TSS. El resto de marcas se encuentra en un segundo plano: Montesa, Ossa, Matchless, Guzzi, Ducati, Aermacchi, BSA… eso sí, todas monocilíndricas. Verlas pasar a 180 km/h por la recta del Ricardo Tormo tiene su aquel. Ducati también exhibe algunos “cacharros” insignes con mecánicas 450 desmo de principios de los ’70 muy preparadas.
Olvídate de usar slicks, gasolina de carreras, frenos de disco, llantas de palos o accesorios posteriores a 1980. El carbono también está mal visto. La estética original manda y el reglamento no perdona.
En el paddock de Albacete, me llamó la atención una preciosa Matchless 500 roja con chasis artesanal Seeley con la que Pere Auradell finalizó 5º en C. Aunque los problemas financieros dieron al traste con la firma británica a principios de los ’60, la marca fue repescada por el piloto de sides Colin Seeley en 1966. Una maravilla de la artesanía guiri.
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