Bajar al Circuito Ricardo Tormo de Cheste para ver el Mundial de Superbike se está convirtiendo en una tradición para mí. Acompañado de mi novia y algunos amigos, bajé a tierras valencianas por quinta vez. El domingo por la noche también vimos el comienzo del Mundial de GP en casa, pero al margen de que Qatar me pillaba un poco lejos, las Superbikes me encantan. Desgraciadamente, me perdí las carreras del Jarama y Albacete en los años ’90, pero desde 2003 soy fiel a Cheste.
Nunca tienes problemas para conseguir entradas, no hay atascos ni embotellamientos y puedes acceder al paddock por 15 euros más. Los pilotos que merodean por allí son más cercanos, puedes conseguir algún que otro autógrafo y las motos “casi se pueden comprar en las tiendas”.
Ubicados en las gradas de la curva Doohan puedes disfrutar de la neverita casera repleta de bebida, de los sandwiches de pan Bimbo y chorizo de “plástico”, de la cremita solar (el calor es siempre horroroso) y de los “doctos vocablos” del expiloto Giancarlo Falappa. Corrió con Bimota y Ducati en los albores del campeonato y desde hace tiempo acompaña al presentador en la retransmisión en vivo de la carrera. Su modo de hablar nos hace pensar que lleva algo más de agua en el cuerpo...
Los chistes del respetable, los guiris con la calva roja, los metrosexuales tatuados, los tenderetes de merchandising, el mini-circuito de pocket-bikes para los niños y las colas para comprar bebida también son una constante.
Por si esto fuera poco, en una sola mañana te hartas de carreras: Superstock 1000, 1ª manga de SBK, Supersport y Copa Triumph, para terminar con la 2ª manga de SBK. ¡Maravilloso! Otro de los puntos fuertes de la pista es que su fabulosa construcción te permite ver casi la totalidad del trazado. Carlos Checa y Joan Lascorz están siendo nuestro mejor referente, todo un aliciente para disfrutar de las carreras.
Además, no sólo de motos vive el hombre. También puedes aprovechar el fin de semana para dar buena cuenta de una paellita en el restaurante Levante (Benisanó), de un chuletón de buey en el Asador 7 de Julio (Manises), o de un baño en la playita.
Nunca tienes problemas para conseguir entradas, no hay atascos ni embotellamientos y puedes acceder al paddock por 15 euros más. Los pilotos que merodean por allí son más cercanos, puedes conseguir algún que otro autógrafo y las motos “casi se pueden comprar en las tiendas”.
Ubicados en las gradas de la curva Doohan puedes disfrutar de la neverita casera repleta de bebida, de los sandwiches de pan Bimbo y chorizo de “plástico”, de la cremita solar (el calor es siempre horroroso) y de los “doctos vocablos” del expiloto Giancarlo Falappa. Corrió con Bimota y Ducati en los albores del campeonato y desde hace tiempo acompaña al presentador en la retransmisión en vivo de la carrera. Su modo de hablar nos hace pensar que lleva algo más de agua en el cuerpo...
Los chistes del respetable, los guiris con la calva roja, los metrosexuales tatuados, los tenderetes de merchandising, el mini-circuito de pocket-bikes para los niños y las colas para comprar bebida también son una constante.
Por si esto fuera poco, en una sola mañana te hartas de carreras: Superstock 1000, 1ª manga de SBK, Supersport y Copa Triumph, para terminar con la 2ª manga de SBK. ¡Maravilloso! Otro de los puntos fuertes de la pista es que su fabulosa construcción te permite ver casi la totalidad del trazado. Carlos Checa y Joan Lascorz están siendo nuestro mejor referente, todo un aliciente para disfrutar de las carreras.
Además, no sólo de motos vive el hombre. También puedes aprovechar el fin de semana para dar buena cuenta de una paellita en el restaurante Levante (Benisanó), de un chuletón de buey en el Asador 7 de Julio (Manises), o de un baño en la playita.
A partir del año que viene, la cita española de SBK recaerá en el nuevo circuito de Aragón, así que habrá que cambiar de ubicación. ¡Las 11 ediciones sbkchesteras ya son historia!
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