“El momento más emocionante fue cuando tuve que decidir entre parar y posiblemente perder la carrera, o lanzarme a ciegas contra un muro de fuego que estaba en medio de la pista. Debido a la densidad del humo y las llamas, no tenía ni idea de donde estaba la moto caída. Decidí arriesgarme y por suerte pasé sin problemas, pero nunca olvidaré el ardiente azote de esas llamas” (Rem Fowler, primer ganador de la carrera en la categoría de bicilíndricas con una Norton en 1907).
Este año se ha celebrado el centenario del mítico Tourist Trophy. La legendaria carrera que se celebra en la Isla de Man (una isla del tamaño de Menorca situada en medio del mar de Irlanda) desde 1907 en la primera semana de junio es la carrera urbana más prestigiosa y peligrosa del mundo. El Mercurio Alado para el ganador es el trofeo más deseado. Este año, John McGuiness ha roto la barrera de las 130 mph de velocidad media, exactamente 130.254 mph (209.784 km/h). Records aparte, el más grande siempre seguirá siendo el fallecido Joey Dunlop con 26 victorias. Odiada y criticada por muchos, pero venerada y amada por otros, los 60,7 km del “Circuito de la montaña” son el último reducto del verdadero pilotaje, la esencia de la competición de principio de siglo llevada a sus últimas consecuencias.
A pesar de su exclusión del calendario mundialista tras la prueba de 1976, ha sido prohibida únicamente en las guerras mundiales y en el año 2001 por la epidemia de fiebre aftosa. Dependiendo de la categoría (hay cinco), los participantes salen de uno en uno y dan tres o seis vueltas al trazado. Sólo están permitidas dos paradas en boxes para repostar y cambiar el neumático trasero. No hay tiempo para más... 360 km a plena concentración entre el circuito, la máquina y tú mismo. Pero ¿dónde acaba el mito y empieza la realidad?
“... el asfalto tenía trocitos de granito mezclado con el alquitrán, por lo que se podía levantar cuando hacía mucho calor. La moto se aligeraba mucho en estas circunstancias en el punto donde se cortaba, pero si lo hacías muy tarde pasabas rozando el muro. Además, había un poste de telégrafo justo en la única escapatoria posible” (John Surtees, único piloto campeón del mundo en Fórmula 1 y en motos. 6 victorias en el TT con Mv Agusta y Norton).
A un lado queda la pantomima comercial del mundial de MotoGP. Sus acaudalados patrocinadores, las caídas con rotura de uña incluida y la electrónica que manda sobre la moto son una farsa que aquí no se respeta. El TT es un desafío a la lógica, a la cordura y a los sentidos. Pero amigo, esto es más que una carrera. Es emoción, es riesgo, es mirar a los ojos de la mismísima muerte, es jugar con fuego para ganar la gloria... aunque no la inmortalidad. Más de 200 pilotos han perdido la vida a lo largo de la historia de esta extensa carrera, una media de dos o tres pilotos por edición. Probablemente, esta carrera se prohibirá algún día, pero todavía podemos disfrutar de que para mí es LA MECA del motociclismo: la mejor carrera del mundo.
Este año se ha celebrado el centenario del mítico Tourist Trophy. La legendaria carrera que se celebra en la Isla de Man (una isla del tamaño de Menorca situada en medio del mar de Irlanda) desde 1907 en la primera semana de junio es la carrera urbana más prestigiosa y peligrosa del mundo. El Mercurio Alado para el ganador es el trofeo más deseado. Este año, John McGuiness ha roto la barrera de las 130 mph de velocidad media, exactamente 130.254 mph (209.784 km/h). Records aparte, el más grande siempre seguirá siendo el fallecido Joey Dunlop con 26 victorias. Odiada y criticada por muchos, pero venerada y amada por otros, los 60,7 km del “Circuito de la montaña” son el último reducto del verdadero pilotaje, la esencia de la competición de principio de siglo llevada a sus últimas consecuencias.
A pesar de su exclusión del calendario mundialista tras la prueba de 1976, ha sido prohibida únicamente en las guerras mundiales y en el año 2001 por la epidemia de fiebre aftosa. Dependiendo de la categoría (hay cinco), los participantes salen de uno en uno y dan tres o seis vueltas al trazado. Sólo están permitidas dos paradas en boxes para repostar y cambiar el neumático trasero. No hay tiempo para más... 360 km a plena concentración entre el circuito, la máquina y tú mismo. Pero ¿dónde acaba el mito y empieza la realidad?
“... el asfalto tenía trocitos de granito mezclado con el alquitrán, por lo que se podía levantar cuando hacía mucho calor. La moto se aligeraba mucho en estas circunstancias en el punto donde se cortaba, pero si lo hacías muy tarde pasabas rozando el muro. Además, había un poste de telégrafo justo en la única escapatoria posible” (John Surtees, único piloto campeón del mundo en Fórmula 1 y en motos. 6 victorias en el TT con Mv Agusta y Norton).
A un lado queda la pantomima comercial del mundial de MotoGP. Sus acaudalados patrocinadores, las caídas con rotura de uña incluida y la electrónica que manda sobre la moto son una farsa que aquí no se respeta. El TT es un desafío a la lógica, a la cordura y a los sentidos. Pero amigo, esto es más que una carrera. Es emoción, es riesgo, es mirar a los ojos de la mismísima muerte, es jugar con fuego para ganar la gloria... aunque no la inmortalidad. Más de 200 pilotos han perdido la vida a lo largo de la historia de esta extensa carrera, una media de dos o tres pilotos por edición. Probablemente, esta carrera se prohibirá algún día, pero todavía podemos disfrutar de que para mí es LA MECA del motociclismo: la mejor carrera del mundo.
“En el momento de la salida no puedo dejar de pensar en mi familia. Y me pregunto qué hago aquí. Pero una vez que me pongo el casco y bajo la visera, pueden irse al infierno” (Nick Jefferies).
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