25.12.08

I. Coches y Cine / Bullitt (1968)









Aunque no sea una película de coches propiamente dicha, Bullitt (dirigida por Peter Yates) contiene una de las persecuciones más memorables de la historia del cine. Ganadora del Oscar al mejor Montaje, este thriller tiene al teniente Frank Bullitt (Steve McQueen) como prota cool machote que no descansa hasta encontrar a los asesinos del testigo al que custodiaba.
En su 40 ANIVERSARIO, la película sólo se recuerda por la persecución y los coches, más que nada porque es un poco tostón para lo que estamos acostumbrados en la actualidad. Además, se hace larga... Como muchas otras, está basada en el libro de Robert L. Pike, Mute Witness. Curiosamente, ni el director ni McQueen querían filmar esta escena. Pero una vez les llegó el guión, acordaron que debía ser una secuencia memorable.
Todos los coches de la película pertenecen al grupo Ford, básicamente porque la Warner llegó a un acuerdo con la marca. Además de los dos protagonistas de la persecución y los Ford de la policía, también cabe destacar el Lincoln Continental negro de Robert Vaughn, el Ford Custom del ‘67 de Robert Duvall, el Porsche 356 cabrio marfil de Jacqueline Bisset (1h18'49"-1h19'28") y un bellísimo Rolls-Royce Silver Cloud III (8'29"-8'36"). Una obra de arte aparece fugazmente al principio, en el garaje: el Bizzarrini GT Strada verde oscuro (2'38"-2'42") es uno de los 149 que se construyeron.

La mítica escena (1h02'30"-1h12'30") tardó dos semanas en rodarse. Max Balchowski, un reconocido preparador de coches, se encargó del mantenimiento de los mismos. En uno de los saltos, el carter del Mustang se rajó y hubo que soldarlo. Al contrario de lo que muchos pensábamos, McQueen sí fue doblado por especialistas en las secuencias de conducción chunga. Aún así, debido a su consabida destreza con todo aquello que tuviese motor, él también filmó otras escenas.
La persecución comienza en la Avenida Columbus de San Francisco, para luego pasar por la calle Chestnut, Taylor y Filbert. El especialista Bill Hickman (el gafotas) condujo el Charger, mientras que Bud Ekins se encargó de los saltos (un gran amigo de Steve que también rodó los saltos de La Gran Evasión). Poco antes de rodar la escena, Steve y Bill ‘jugaron’ un poco con los coches en el circuito de Cotati, cerca de la ciudad. El sonido es real, se llegó a los 176 km/h y casi atropellan a un niño que cruzó una de las calles antes de que añadiesen más extras y coches para que avisasen si había peligro.
¿Y los coches?

Steve McQueen conduce un maravilloso Ford Mustang GT 390 verde con carrocería Fastback: motor V8 de 6.392 cc, 325 CV a 4.800 rpm, 578 Nm a 3.200 rpm y cambio manual de 4 relaciones. La aceleración es de 6,3 seg (0-100 km/h) y alcanza los 193 km/h. Pero el coche necesitó de algunas modificaciones en las suspensiones (para los saltos) y en el motor (para no descolgarse mucho del bestial Charger) antes del rodaje. Así, adoptó amortiguadores Koni, refuerzos en las barras de torsión y las torretas, pistones, encendido, carburador Holley...
Los malos van delante en un brutal Dodge Charger negro 2ª generación con motor ‘440 Magnum’: V8 de 7.219 cc, 375 CV a 4.600 rpm, 650 Nm a 3.200 rpm y cambio manual de 4 velocidades. 6 segundos de 0 a 100 km/h y 217 km/h de punta. Esta secuencia encumbró al Charger, que posteriormente se hizo mundialmente famoso bajo el nombre de General Lee en la serie Dukes of Hazzard. Los dos Charger utilizados fueron comprados por la productora a un concesionario Dodge de Los Ángeles.
Los habitáculos de los coches montaban dos cámaras pintadas de negro para grabar las escenas onboard. Un tercer coche-cámara (Corvette) seguía a esta pareja de muscle car.

Abróchate el cinturón y comienza a flipar... Escena Mustang vs. Charger

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