Una de las múltiples artes marciales que han dominado los antiguos Ninjas durante siglos ha sido el Ninjutsu. Igual que aquellos, todo el que ose desafiar el honorable espíritu de la Kawasaki ZX-10R deberá saber que se enfrenta ante una máquina de precisión entrenada para el combate.
A priori, la silueta de la gran Ninja intimida. Algo normal teniendo en cuenta las cifras con las que se presenta la “bestia verde”: 188 CV a 12.500 rpm (200 CV con el RAM-Air funcionando a fondo)… 208 kg en orden de marcha… ¿muy fuerte no? La última Superbike de la marca de Akashi no sólo hace honor a la reputación de la que siempre han hecho gala los modelos de Kawasaki (potencia y velocidad) sino que, también, ha mejorado mucho respecto a la generación anterior. Presentada en el Salón de París de 2007 como novedad para el año pasado, todavía no ha necesitado renovarse debido a la excelente calidad que ha demostrado hasta ahora.
En 2003 la ZX-10R tomó el relevo de la mítica ZX-7RR en las competiciones internacionales, teniendo como punta de lanza el Mundial de Superbike. En la calle tomó el relevo de la ZX-9R. Desde entonces, tres generaciones distintas se han ido superando en estos últimos años para llegar al elaborado producto actual.
Lo primero que llama la atención es su pequeño tamaño. De lejos, no sabrás si estás ante la hermana pequeña ZX-6R o la hermana mayor. Una vez subido y, cerciorándote otra vez de que calza una goma trasera de 190 mm y es la ZX que termina en cero, pulsar el botón de arranque hará que no te quepa la menor duda: sólo una 1.000 puede sonar tan “seria”. Soñar con sustituir el silencioso bajo pentaoval (preparado para superar la normativa Euro 3) que viene montado de serie por alguna unidad Akrapovic hace que la boca se me llene de baba.
A priori, la silueta de la gran Ninja intimida. Algo normal teniendo en cuenta las cifras con las que se presenta la “bestia verde”: 188 CV a 12.500 rpm (200 CV con el RAM-Air funcionando a fondo)… 208 kg en orden de marcha… ¿muy fuerte no? La última Superbike de la marca de Akashi no sólo hace honor a la reputación de la que siempre han hecho gala los modelos de Kawasaki (potencia y velocidad) sino que, también, ha mejorado mucho respecto a la generación anterior. Presentada en el Salón de París de 2007 como novedad para el año pasado, todavía no ha necesitado renovarse debido a la excelente calidad que ha demostrado hasta ahora.
En 2003 la ZX-10R tomó el relevo de la mítica ZX-7RR en las competiciones internacionales, teniendo como punta de lanza el Mundial de Superbike. En la calle tomó el relevo de la ZX-9R. Desde entonces, tres generaciones distintas se han ido superando en estos últimos años para llegar al elaborado producto actual.
Lo primero que llama la atención es su pequeño tamaño. De lejos, no sabrás si estás ante la hermana pequeña ZX-6R o la hermana mayor. Una vez subido y, cerciorándote otra vez de que calza una goma trasera de 190 mm y es la ZX que termina en cero, pulsar el botón de arranque hará que no te quepa la menor duda: sólo una 1.000 puede sonar tan “seria”. Soñar con sustituir el silencioso bajo pentaoval (preparado para superar la normativa Euro 3) que viene montado de serie por alguna unidad Akrapovic hace que la boca se me llene de baba.
La instrumentación integra un display en el cuentavueltas analógico. Ofrece velocidad máxima, cuentakilómetros total/parcial, reloj, indicador de marcha engranada, temperatura del refrigerante y cronómetro. La Ninja puede ir vestida en color negro brillo o en el más auténtico verde lima de toda la vida… (+)
No hay comentarios:
Publicar un comentario