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8.6.08

Continental Attacka








Las pruebas de neumáticos tienen su aquel. Catar modelos nuevos durante todo un fin de semana y que no tengas que pagar por ello, siempre es agradable. En este caso, la alemana Continental presentó los ContiTrail Attack y ContiRace Attack Comp. Los primeros están pensados para un uso trail-asfáltico mientras que los Race Attack Comp. son slicks con un 4% de dibujo (respetando la normativa de la FIM) concebidos para un uso en circuito. Comprobar el rendimiento de esta nueva pareja en 15 motos de todo tipo (trail, supermotard, naked, supersport y superbikes) con configuraciones de chasis particulares y parte ciclo diferentes, te da una idea muy real del comportamiento de estos neumáticos.

POR CARRETERA Y EN CIRCUITO

Las reviradas carreteras de los alrededores de Tabernas, en Almería (Sorbas, Uleila del Campo, Albánchez...), nos sirven de “banco de pruebas” para testar los Trail Attack. Están montados en una Suzuki V-Strom 650, Honda XL700 V Transalp, BMW GS y GS Adventure, Benelli Tre-K 1130 y Aprilia Pegaso. Mi favorita es la Benelli, por el simple hecho de ser italiana, la más deportiva deportiva del grupo y porque su motor tricilíndrico, aún con algún que otro fallo de respuesta, empuja con muchísima fuerza. Estos neumáticos se comportan como unos campeones, predecibles y transmitiendo una sensación de control total.

Un trazado tan técnico como el circuito de Almería nos esperaba para la segunda jornada de pruebas. Los ContiRace Attack Comp. son el máximo exponente de la gama deportiva de la marca. El elenco de modelos en los que estaban montados era de órdago: Yamaha R1 y R6, Kawasaki ZX-10R y ZX-6R, Suzuki GSX-R 1000, BMW K1200 R, KTM RC8 y Super Duke, y Bimota DB6.

La primera salida a pista la hago con el compuesto Medium delante y detrás, montados en la RC8. Primera advertencia: a los Conti les gusta el calor. La temperatura del asfalto entre 30 y 40º es perfecta, pero por debajo el rendimiento decae. Con una presión en frío de 1,9 del.-1,6 detrás, sus grandes dosis de par, como buena bicilíndrica, la hacen acelerar con mucha contundencia, y si bien el delantero me gustó guiando la moto sin extraños ni titubeos y con un buen feeling en todo momento, el trasero deslizaba más de lo normal. El tarado de la suspensión WP de la KTM no iba del todo redondo, pues lo normal es que solamente notes cómo se comprime al amortiguador trasero al abrir gas a fondo saliendo de una curva mientras el neumático sigue pegado a lo negro. Con estos llega un punto en el que comienza a patinar si abres a lo bestia.

El compuesto blando de estos Attack es otra cosa. Lo comprobé combinándolo con un Medium delantero primero, para terminar con un “todo Soft” después, y el resultado fue muy convincente. La Bimota, una GSX-R azul y la R1 fueron las elegidas. En esta última, ni cambié neumáticos en la última tanda. Unos blandos desgastadillos eran más “aprovechables” que un juego nuevo. Dudo mucho que haya diferencias de agarre con el slick sin rayar, pues la única diferencia con éste es el dibujo de la superficie central.

La Suzuki era un avión, pero he de confesarlo: estaba preparada para circuito. Era la moto de un mecánico de una de las escuelas de conducción con las que colabora Continental España para la organización de estos eventos. Fibras, estriberas, escape, centralita, suspensión WP, Power Commander, algo de carbono... afinaban una moto que, de serie, ya es un misil. Ya me lo dijo su dueño: “Ten cuidado con el tacto del gas, que es algo brusco al abrir. Pero ya verás como te gusta. Te he puesto el cambio como en una moto de calle, para que la puedas probar bien” (él lo montaba invertido). 280 km/h al final de la recta de atrás fue suficiente para mí... ¡Y luego hay que frenarla! La tanda, de 30 minutos de duración, se me hizo corta, y más que el motor, que corría demasiado, me enamoró el tarado de la suspensión: simplemente perfecto. Físicamente terminé hecho caquita.

Una pena que mi moto favorita, la Bimota DB6, se quedara KO al romperse un manguito de aceite del motor en la manga que rodé con ella. Llegué a los boxes con la pierna izquierda, el basculante y el flanco del neumático empapados. Del motor salía un humo muy rico y el extintor ya estaba preparado por si acaso. Eso sí, tuve suerte de no irme al suelo. Y es que llevar una mecánica Ducati 1100 DS refrigerada por aire tiene sus “cosillas”...

Mi conclusión es que, si bien los alemanes han avanzado una barbaridad en neumáticos de moto, todavía no están al mismo nivel de Michelin y Pirelli en lo que a circuito se refiere.

30.11.07

Ducati 848: una supersport "al dente" (2ª parte)






(> continuación) Tras una transición de curvas izquierda-derecha-izquierda llego un poco pasado a la chicane, no sin antes haber disfrutado de... ¿otro cambio de rasante? Sí, pero no hay problema. Las pinzas Brembo con anclaje radial de 4 pistones y 2 pastillas frenan una barbaridad, permitiendo corregir la trazada haciéndome creer que soy bueno. La ligereza de la 848 se pone de manifiesto al moverla de lado a lado sobre la chicane ¡parece una 250! La agilidad es otra de sus virtudes, colocando la moto donde tú quieres en el momento justo.

Después, llegas a una amplia curva de derechas en la que hay que abrirse un poco para luego cerrarte y salir disparado hacia la larga recta de atrás, donde llego a visualizar 240 km/h en el display digital, con algún que otro corte de encendido. Lo bueno de la 848 es que te va avisando a medida que la potencia alcanza su régimen máximo a 10.000 rpm con la iluminación progresiva de 3 leds y un flashazo final. Con la moto recta tienes tiempo de sobra para darte cuenta de alguna que otra imprecisión en el accionamiento del cambio (siempre que subes marchas sin embrague) y para intentar descifrar lo que dice el completo tablero “MotoGP réplica”. La información del mismo es muy completa (velocidad, cuentakilómetros, cuentarrevoluciones, reloj, consumo, temperatura ambiente, temperatura del líquido refrigerante, autonomía...) pero te cuesta leer los dígitos debido a que son muchos y pequeños. Más bien los adivinas. Lo que nunca entenderé es por qué una moto de estas características carece de indicador de marchas. En un bicilíndrico se hace muy necesario, porque a veces no te das cuenta de que vas en una marcha más...

Al final de la recta hay que apurar mucho la frenada para llegar en segunda (o tercera si eres más osado) a una lenta curva de derechas en subida que te lleva a otra de izquierdas donde comienza la recta de meta. Menos mal que los retrovisores sólo están para sujetar los intermitentes de leds, porque de haber podido ver algo por ellos hubiese flipado al cerciorarme de cómo se acercaba un obús llamado Rubén Xaus, obsequiándome con un hachazo de infarto a final de recta... ¿Cómo es posible que llegue 20 km/h más rápido que yo? ¿Pero cómo ha hecho esa curva? ¡Ah claro, si este pájaro corre el Mundial de SBK!..

Ducati 848: una supersport "al dente" (1ª parte)





Al igual que la pasta al dente, la nueva 848 está bien cocida, lo suficientemente firme como para que sea agradable de comer. No en vano, tiene la textura de una 1098 y el sabor de una supersport. Una moto ideal para los estómagos más racing.

Situado en la calle de boxes, 15 corceles blanco perla alineados en batería esperan a sus curtidos jinetes ronroneando a ralentí. Una bella estampa, sin duda. El sistema de escape 2-1-2 con silenciosos de acero provoca un sonido ronco muy aceptable, nada descafeinado teniendo en cuenta su catalizador Euro 3. Nada más subirme en la moto nº 1 (modestia aparte) noto un cambio importante respecto a la 749: su agresiva postura de conducción. El colín está muy alto y la inclinación ascendente de la parte trasera de la moto te empuja hacia el manillar como si te deslizases sobre un tobogán. La 749 era mucho más horizontal y, su postura, menos natural para circuito que el nuevo juguete italiano. Mis ojos se clavan en el sofisticado panel digital y la estructura frontal de magnesio.

El Circuito de Almería es muy técnico y exigente, por lo que inicialmente me lo tomo con tranquilidad para ir “apretando” a medida que se suceden las tandas. Nada más engranar la primera echo de menos el “cascabeleo” y el “taca-taca-taca” del embrague en seco tan característico en la marca (que se le va a hacer, los tiempos cambian). Afronto la recta de meta a fondo para cortar gas al final y entrar en la primera curva de derechas. Cada vez me encuentro más a gusto sobre la nueva 848 y me parece más civilizada y aprovechable de lo que imaginaba. A continuación, una de las curvas más delicadas del circuito, pues tras una pequeña subida hay un imponente cambio de rasante que te impide ver la superrápida curva de derechas en bajada que hay detrás. Me tiro por la cuesta sin pensármelo dos veces y la 848 responde al instante ante mis requerimientos. Esta moto es una de las más fáciles de conducir que he llevado últimamente.
Después, una interminable parabólica de izquierdas pone a prueba las dos “ventosas negras” que llevo debajo de mí, más conocidas como Pirelli Dragon Supercorsa Pro (montadas de serie, hacen que me plantee colocarme unas protecciones de titanio en los codos). El motor retiene bastante y la elasticidad del bicilíndrico hace muy divertido el hilar fino la trazada de la triple curva de derechas contraperaltada que viene después y que afrontas también completamente “ciego”. Responde sin problemas a cualquier régimen y en cualquier marcha, pero un piñón de 14 (como en la 749) le vendría de perlas. Sin necesidad de tocar la maneta de freno y jugando con los 96 Nm de par, le coges gustillo a eso de abrir-cortar como si estuvieses escurriendo una toalla... (continúa >)