(> continuación) La instrumentación, de clara inspiración R1, cuenta con un cuentavueltas analógico de fondo blanco fácil de leer junto a un display digital multifunción. En medio, la luz de sobrerrégimen, que en nuestro caso lucía a 12.500 rpm. Al margen de parámetros típicos como el reloj horario, la temperatura ambiente, el cuentakilómetros total y parcial, etc, también dispone de un útil cronómetro que almacena el tiempo actual, la vuelta rápida y las últimas vueltas.
El bajo centro de gravedad, los 1.432 mm de distancia entre ejes y las geometrías de chasis con un ángulo de dirección muy cerrado (66,1º) y un avance corto (95,9 mm) son una apuesta por la estabilidad, si bien la moto es tan manejable como cualquiera. Quizá, eché de menos un poco más de agilidad en los cambios de dirección, pero poco que objetar al chasis de aluminio doble viga de 12 kg. Lo que no me gustó es que en ningún momento noté el funcionamiento del amortiguador de dirección (no me extrañaría nada que fuese el mismo de la F 800 R). Las sacudidas de dirección de la RR en los cambios de rasante y badenes del circuito de Portimao eran bastante notorias; la unidad Öhlins de la moto de Xaus sería maravillosa en esta moto...
Por otro lado, el tarado de la horquilla invertida multirregulable con barras de 46 mm y recubrimiento antifricción tal y como viene de serie es blando para condiciones de circuito. Afortunadamente, dispone de reglajes hidráulicos numerados de 1 al 10 para configurarla más cómodamente. El monoamortiguador trasero Sachs, ajustable en extensión y compresión (alta y baja velocidad) nunca me dio sensación de fatiga y cumplió bien su cometido.
Los neumáticos que calzamos en la prueba fueron los Metzeler Racetec K3, buenos para carretera pero algo escasos en circuito. Son lo suficientemente duros para que no se desgasten rápido, pero a pesar de ser deportivos eché de menos un compuesto específico para circuito que me transmitiese más información. ¿Por qué no unos K1? Eso sí, los alemanes de Metzeler son los únicos que se dedican en exclusiva a compuestos de moto.
Tras un día entero de pruebas, no salgo de mi asombro al comprobar que la S 1000 RR me ha regalado esa agradable sensación de las cosas bien hechas. Una máquina ideal tanto para ir en traje al trabajo, como para correr en circuito. Con ella he sentido que conducía mi moto de toda la vida, sin exigencias ni compromisos, como diciéndome: “Estoy aquí para dártelo todo. Tú eres quién decide cuánto quieres correr hoy”. (+)
El bajo centro de gravedad, los 1.432 mm de distancia entre ejes y las geometrías de chasis con un ángulo de dirección muy cerrado (66,1º) y un avance corto (95,9 mm) son una apuesta por la estabilidad, si bien la moto es tan manejable como cualquiera. Quizá, eché de menos un poco más de agilidad en los cambios de dirección, pero poco que objetar al chasis de aluminio doble viga de 12 kg. Lo que no me gustó es que en ningún momento noté el funcionamiento del amortiguador de dirección (no me extrañaría nada que fuese el mismo de la F 800 R). Las sacudidas de dirección de la RR en los cambios de rasante y badenes del circuito de Portimao eran bastante notorias; la unidad Öhlins de la moto de Xaus sería maravillosa en esta moto...
Por otro lado, el tarado de la horquilla invertida multirregulable con barras de 46 mm y recubrimiento antifricción tal y como viene de serie es blando para condiciones de circuito. Afortunadamente, dispone de reglajes hidráulicos numerados de 1 al 10 para configurarla más cómodamente. El monoamortiguador trasero Sachs, ajustable en extensión y compresión (alta y baja velocidad) nunca me dio sensación de fatiga y cumplió bien su cometido.
Los neumáticos que calzamos en la prueba fueron los Metzeler Racetec K3, buenos para carretera pero algo escasos en circuito. Son lo suficientemente duros para que no se desgasten rápido, pero a pesar de ser deportivos eché de menos un compuesto específico para circuito que me transmitiese más información. ¿Por qué no unos K1? Eso sí, los alemanes de Metzeler son los únicos que se dedican en exclusiva a compuestos de moto.
Tras un día entero de pruebas, no salgo de mi asombro al comprobar que la S 1000 RR me ha regalado esa agradable sensación de las cosas bien hechas. Una máquina ideal tanto para ir en traje al trabajo, como para correr en circuito. Con ella he sentido que conducía mi moto de toda la vida, sin exigencias ni compromisos, como diciéndome: “Estoy aquí para dártelo todo. Tú eres quién decide cuánto quieres correr hoy”. (+)
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