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26.10.13

Entrevista: Antonio Maeso


Es un honor charlar con el único piloto español que atesora 11 réplicas de bronce y 6 participaciones en la carrera urbana más prestigiosa del mundo: el Tourist Trophy de la Isla de Man. Su grave accidente en la edición de este año le impedirá volver a competir. 

Este ingeniero de bancos de pruebas lleva corriendo en moto toda su vida. Nos conocemos desde hace tiempo y hasta hemos coincidido en algunas presentaciones en los últimos años. Curiosamente, Antonio es la única persona que también disfrutó de una Malanca roja a principios de los ’80, la misma moto italiana infantil de 50 cc que mi padre me regaló con 5 años y que todavía conservo con orgullo. 

Nacido en Madrid pero almeriense de adopción, Antonio Maeso cumplió su sueño de participar en el TT en 2007, justo el año del centenario de la carrera. Desde entonces quedó enganchado a las carreras en carretera, una droga que casi le cuesta la vida. Hasta entonces, varios campeonatos regionales y copas monomarca adornaban sus estanterías, sin olvidar el récord mundial de velocidad 24 Horas en el óvalo de Nardò (Italia)

En 2012 participó en 6 de las 7 categorías del TT: Supersport (con una R6 cedida por un aficionado gallego), SBK y Senior (BMW S1000RR), Superstock (KTM RC8R), Zero (GSXR-Agni) y Lightweight (Kawasaki ER-6). En total, cubrió más de 2.500 km de competición callejera a medias cercanas a los 200 km/h en un esfuerzo sin precedentes y, sobre todo, teniendo en cuenta los escasos medios con los que contaba. En dos ocasiones pudo finalizar en el top20.


-¿Cómo fue el accidente? 
Encaraba la última parte de la zona de la montaña cuando erré en la trazada de la curva Black Hut impactando con mi rodilla de manera brutal contra el muro del interior de la curva, en quinta a 250 km/h. Inmediatamente me vi desviado de la trayectoria y, cuando el impacto con la montaña parecía inviable, milagrosamente evité el choque con la misma yéndome por la hierba y rozando el bordillo y la montaña. El milagro no había acabado, entonces pude ver la pierna colgando de la moto a la vez que sentía un dolor estremecedor mientras reducía la velocidad y pensaba cómo detenerme sin caerme al suelo y destrozar la pierna. Conseguí hacerlo apoyándome en la pierna derecha, aunque todavía tuve que sufrir un poco más hasta que los Marshall de Verandah se percataron de que no chillaba de rabia por haber roto motor sino de dolor sin nisiquiera poder abrirme la visera. 

-¿De qué manera seguirás ligado al mundo de la moto a partir de ahora? 
Pues pasaré a ser un ciudadano más que, simplemente, disfruta deslizándose suavemente sobre dos ruedas por este mundo. Además, seguiré con la fabricación de bancos de potencia como he venido haciendo hasta ahora. Que pueda estar vinculado a proyectos deportivos o periodísticos relacionados con la competición y el mundo de la moto dependerá de terceras personas y siempre estaré encantado de poder poner mi experiencia y conocimientos al servicio del uso y disfrute de los demás. 

-¿Por qué te picó el gusanillo del TT? 
El TT es la esencia de las carreras. Es la auténtica velocidad en estado puro y el contacto con el medio físico y el circuito más grandioso que existe en el planeta. Es como un Gran Premio de La Bañeza multiplicado por 10 en todo, algo así como otra galaxia en cuanto a carreras de velocidad urbanas. El poder participar en ellas es simplemente algo que no puedes rechazar cuando te gustan las motos y los desafíos de máximo nivel. A mí se me presentó esa oportunidad e intenté dar lo máximo de mí para conseguir un resultado digno de un piloto español entre tanto especialista inglés. 


-¿Qué es lo más fuerte de correr en el TT? 
Aceptar el compromiso de que estás jugando constantemente con fuego y en el filo de una navaja: error cero. Probablemente, si te equivocas una sola vez no podrás volver a contarlo. 

-¿Tu mejor recuerdo de estas 6 participaciones? 
Cuando terminé mi primera carrera de la Isla de Man, de seis vueltas en la prueba de Superbike de 2007. Para mí fue un logro histórico y una meta personal irrepetible. También, un par de años más tarde, cuando sobrepasé las 120 millas por hora de media (193 km/h), ya que encontré que por fin me había adaptado a la alta velocidad y empezaba realmente a disfrutar del tremendo circuito de 60 km. 

-¿Cómo es el ambiente de esta carrera? 
Respetuoso, entendido, seguidor fiel de los pilotos y entusiasta de la moto en su más profunda definición.


-Tu tramo favorito y el que menos te gusta del Mountain Course 
En general me gusta todo, pero me desagrada el tramo que va desde Sulby hasta Ramsey. Es una zona tan tremendamente bacheada que necesitas tener brazos de piloto de supercross para aguantar las sacudidas de la moto si quieres mantener el gas enchufado a 250 entre auténticos socavones y baches imposibles de negociar. 

-¿Cuál ha sido tu fuente de financiación en estos años de participación en el TT? 
He tenido algunos pequeños sponsors aunque en los inicios básicamente fui yo el que costeé todo los gastos. En estos dos últimos años he tenido la suerte de contar con cientos de aficionados que han hecho su pequeña aportación para ir en la bandera española que con mucho orgullo he paseado por la isla.


-Como está prohibido competir con licencia española, ¿con cuál corriste? 
Está prohibido porque así lo dice un decreto que emitió la Federación Española tras la muerte de Santiago Herrero en 1970. Yo participo con licencia británica desde el primer TT y no he tenido ningún problema, aunque es una lástima no poder haberlo hecho con la de mi país. 

-¿Dónde preparaste las motos? 
En el garaje de la casa de mi madre, como he hecho toda la vida. 

-¿Las SBK bicilíndricas están en desventaja frente a las tetracilíndricas japonesas?
Normalmente las bicilíndricas han estado por detrás en potencia, y cuando no ha sido así, han estado por detrás en fiabilidad. El circuito de la isla requiere de esos dos factores al máximo nivel así es que por eso que casi nunca se ven bicilíndricos en los puestos de cabeza. Yo, sin embargo, logré ser el primer piloto en la historia que cruza la meta con una KTM (RC8R). 

-¿Cuánto dinero se mueve en el TT? 
El otro día leí que la isla ingresa unos 20 millones de libras por cada evento, y los premios oscilan entre los 30.000 € que puede cobrar el ganador hasta los 150 € que cobra el 30º clasificado. Para ganar necesitas una moto de 100.000 € y que te den esos premios tampoco termina de resolver el asunto si eres un privado. Creo que el espectáculo y el riesgo que proporcionan y adoptan los pilotos del TT les hacen merecedores de cualquier tipo de premio que tuviera la carrera por muy alto que fuera.


-¿Qué es necesario para estar en el top10 de la clasificación del TT?
Lo primero que hay que tener es la técnica necesaria para saber manejar una superbike a esas velocidades increíbles por unas carreteras tan deslizantes y con tantos peligros. Después tienes que aceptar el compromiso de rodar en ese filo de la navaja con las consecuencias que en cualquier momento ello puede traer, y tercero debes de manejar un material oficial del campeonato británico o del mundial SBK, ya que las motos que ganan allí tienen un nivel de preparación muy alto. 

-¿Cómo es correr con una moto eléctrica comparado con una convencional? 
En 2009 participé en el primer TT eléctrico que a la postre fue la primera carrera de motos eléctricas de velocidad de la historia. Aquella participación no fue nada exitosa ya que la moto era un escultor eléctrico alemán que ni siquiera arrancó en la salida, pero yo intenté todo lo que pude, clasifiqué la moto para la carrera y estuve haciendo historia como primer español que competía con un tipo de moto totalmente diferente al los motores de toda la vida. Más tarde, en 2010, participé en la final mundial del TTX en Albacete con el equipo tork india. En 2012, con el mismo equipo, también participé en el TT de la isla de Man con unos prometedores entrenamientos y parte de la primera vuelta hasta que uno de los motores estalló y fue la única carrera que no pude terminar en aquella edición 2012. 

En general, la conducción de las motos eléctricas me recuerda mucho a mi etapa de competición con scooters, en los que te dedicabas a dar gas y mantener un buen paso por curva. El resto es tener en cuenta que no hay freno motor y que no escucharás ningún ruido salvo el aire rozando tu carenado y tu casco. Es una sensación nueva muy bonita y además, como es competición, genera adrenalina y es divertido.


-Los pilotos anglosajones, realmente, ¿tienen ventaja frente al resto? 
Los pilotos ingleses viven desde muy pequeños las carreras urbanas y conocen perfectamente los entresijos de las mismas y las características. Luego está el problema de que los pilotos y internacionales que vamos a correr allí lo solemos hacer a una o dos pruebas y esto hace que nuestro período de aprendizaje se alargue en los años. 

-¿Cómo son Michael Dunlop, Guy Martin o John McGuinness? ¿Quién es para ti el mejor “urban racer” del momento? 
John es un piloto muy fino y a la vez salvaje si tenemos en cuenta que su conducción se basa en no cortar nunca el gas donde otros si lo hacen, y esto lo consigue a base de aguantar mucho la moto con los brazos y de una trazada muy precisa y limpia lo cual consigue tras muchos años de aprendizaje del circuito y su habilidad especial para la alta velocidad. Además, su estilo de conducción saliéndose poco de la moto le otorga una mejor aerodinámica y control de movimientos a alta velocidad y en un circuito tan bacheando como el de la isla. En general es el piloto que mejor reúne las características de un road racer.

Guy Martin es un gran piloto tanto en carreras de carretera como en circuito, pero le falta algo, quizás consistencia, para terminar ganando las grandes carreras. Ahora se dedica mucho al mundo del espectáculo pues es una persona que cae bien y hacer reír a la gente y eso puede ser que le separe un poco de sus objetivos en la pista.

Michael Dunlop es el auténtico prototipo de piloto nacido y educado para las carreras de carretera en el más amplio sentido de la palabra. Da el 100 × 100 y conoce todo lo que hay que saber para ganar carreras en aquellas carreteras. El único pero que le pongo es que juega demasiado, más que nadie, con el límite, y eso quizás algún día, Dios no quiera, le pueda jugar una mala pasada.


-¿Los neumáticos en una carrera urbana influyen tanto como en uno permanente? ¿Cuáles son los mejores?
Los neumáticos influyen mucho con cualquier competición de motocicletas. Ahora mismo hay sólo dos marcas que fabrican las ruedas especiales para correr en carretera, que básicamente, llevan la banda central más dura para poder aguantar la altísima velocidad en recta». «Decir cuál es el mejor es difícil porque va por años dependiendo de los compuestos, pero normalmente es Dunlop quien suele estar un pequeño paso por delante. 

-¿En qué otras carreras urbanas has participado?
He participado dos veces en la North West 200 y es un auténtico evento de masas por aquellos lares. Mueve muchísimas personas el ambiente es tremendo y la competitividad en pista del más alto nivel. La dificultad se aproxima más a las necesidades de un piloto de circuito corto que a la exigencia físico mental y de riesgo que entraña, sin embargo, el circuito de la Isla de Man. 

-El dorsal 34, ¿es por Kevin Schwantz? 
Sí, es por el piloto americano que me hizo llorar de emoción con sus carreras, derrapadas, forma y filosofía de montar en moto a la cual siempre quise imitar.

31.3.12

Bridgestone Battlax Hypersport S20: doble personalidad

El Circuito de Portimao se vistió de gala para recibir al nuevo Bridgestone S20, el neumático de carretera más deportivo de la firma japonesa. Su agarre es tan bueno que puedes “jugar” a eso de las tandas libres en pista, sin perder seguridad y durabilidad en carretera: la herencia MotoGP se nota. 


Ya los había catado en el espectacular anillo del Circuito de Nardò con motivo de la presentación de la Kawasaki ZZR1400, por lo que no llegaba de nuevas al espléndido Circuito de Portimao. La sensación había sido buena, también en el trazado convencional, pero no suficiente para sacar jugo a los nuevos Bridgestone S20. Este nuevo compuesto va más allá de los BT-016 Pro, compartiendo la durabilidad de un BT-023 (sport-touring) con el agarre de un BT-003 (deportivo de calle).


La competencia es dura (Michelin Pilot Power 2CT/Pure, Pirelli Diablo Rosso II y Dunlop Sportmax Sport Smart, principalmente) pero el S20 acaba de llegar y ser el último tiene sus ventajas... 

CIRCUITO, CARRETERA Y TODO 

Puesto que Portimao tiene su miga, empecé con cierta cautela en una Honda CBR1000RR 20 aniversario, para luego ir calentándome en sendas Suzuki GSX-R (750 y 1000) y terminar dándolo todo con una Yamaha R1.


Comparado con otros Bridgestone de calle, el S20 tiene una manejabilidad superior. Bridgestone ha fabricado un neumático con mayor área de contacto desde todos los ángulos de inclinación, proporcionando un mayor agarre en todas las condiciones.


Sólo con salir a pista ya notas las mejoras y es que, al igual que sucede con los Bridgestone Racing R10, se calienta rapidísimo, algo que siempre es positivo en cualquier tipo de moto y conducción. Respecto al BT-016 Pro, el neumático trasero ha visto ampliado el compuesto de su zona central (más dura) mientras que el delantero ha hecho lo propio con los flancos (más blandos), ganando así agilidad/precisión delante (ideal para cambios de dirección) y durabilidad/estabilidad detrás. 

El dibujo de la banda de rodadura del S20 ha sido diseñado con surcos diferentes delante y detrás con el objetivo es mejorar el paso por curva en ángulos lentos y evacuar más agua detrás. 


¿A POR NOTA? 

En la última tanda, esa en la que te crees que eres todo un piloto del mundial de Superbike, apreté de lo lindo la R1 en busca de ese “plus” de seguridad que te otorga rodar en una pista de estas características y... lo encontré. Con el control de tracción al mínimo (nivel 1) y la curva de potencia intermedia, en el rapidísimo curvón de entrada en meta se me apareció la virgen debido a una brutal derrapada que no me esperaba. Mi ego bajó unos enteros, y que mi perseguidor y su BMW S1000RR aprovecharan el loco idilio con la Yamaha para adelantarme, no me fastidió lo más mínimo ya que aprendí algo muy importante: los S20 no son unos neumáticos de circuito. En carretera nunca notarás desfallecimiento alguno ni llegarás a estos extremos porque el margen de tolerancia es muy, muy alto: ¡van tan bien que se me había olvidado que no eran unos slick rallados! Prueba superada.



CONCLUSIÓN 

Desgraciadamente me quedé con las ganas de probar el S20 en condiciones de mojado, donde teórcamente su capacidad de agarre y tracción aumentan más aún que en seco. Estos neumáticos están disponibles en 4 medidas delanteras y 7 traseras por lo que encontrar el tuyo no será difícil. 
Si quieras una buena goma para conducción deportiva en carretera irás sobrado con los nuevos S20. Se calientan rápido, tienes más facilidad para levantar la moto gracias a lo redondeado de su carcasa, el paso por curva es más fácil y seguro y, teóricamente, no pierden propiedades con el paso de los kilómetros. ¿Qué más se puede pedir?


15.5.11

III Classic Moto Jarama: ¿Te acuerdas?


El Jarama acogió por tercera vez una cita ineludible para los amantes de las motos de carreras clásicas. El primer fin de semana de mayo, unos cuantos valientes nos acercamos allí para impregnarnos de historia en movimiento… que nunca está de más.

José Carlos Lorente, organizador del Classic Moto, consiguió reunir unas 300 motos para esta edición 2011. El año pasado la representación fue increíble, posiblemente irrepetible, y la realidad es que esta vez no ha sido tan amplia ni selecta. El fin de semana elegido coincidió con el puente del día del trabajo, el GP de Portugal, el día de la madre, la segunda cita del nacional de clásicas en Alcañiz, mal tiempo... Aún así, se dejaron ver ciertas piezas de colección dignas de mención.

Las tandas se dividieron en seis series para poder aglutinar a todo tipo de monturas: monocilíndricas/hasta 450 cc, serie +450 cc, sport +450 cc, históricas/especiales, sidecares y, la más llamativa, Gran Premio.

La mayoría de las monturas de Gran Premio pertenecen a colecciones privadas, sí, multimillonarios de pelo cano entrados en kilos que las ceden lujuriosamente a pilotos estrella de la época para que las paseen o, en el mejor de los casos, se dan una vuelta con ellas para tirarse el pisto y jugar a las carreras. ¿Por qué no jugaré a la lotería?

La representación ducatista fue la más numerosa (las Pantah se prodigan mucho), aunque no pude obviar la YZR500 '91 de Garriga, la Kawa 1000 Egli '74 Godier-Genoud, TZ350 Moraco, un par de Hondas 250 RC162, Suzuki RG500, Norton Manx, Laverda SFC 750, Suzuki GS1000R '83...

Este año la afición pudo disfrutar con la presencia del simpático venezolano Carlos “Pana” Lavado (campeón del mundo de 250 en 1983 y 1986) y “Champi” Herreros (campeón del mundo de 80 en 1989) como cabezas de cartel, aunque también hubo nombres insignes como Andrés Pérez Rubio (bicampeón de España de 500 cc), José María Mallol (tetracampeón de España de resistencia), Morante...

El Classic Moto no es la única fiesta de alto nivel de este tipo de motos en nuestro país, ya que también cabe destacar el Día Ricardo Tormo (circuito de Cheste) o el Classic Racing Revival de Denia o las carreras de clásicas del Gran Premio de La Bañeza (León), pero sí es la más numerosa. Se creó a imagen y semejanza de las insignes Bikers Classic (circuito de Spa-Francorchamps) y Goodwood Festival of Speed (Gran Bretaña), lo mejorcito que puedes ver en el viejo continente.

Habrá que asistir mientras el emblemático circuito de El Jarama sigue en pie porque... nunca se sabe cuándo será la última edición.

14.3.11

Las mejores bicilíndricas BoTT (2ª parte)











(> continuación) Hubo cientos de creaciones peculiares, muchas pajas mentales increíbles y verdaderas obras de arte... pero las más importantes fueron estas:

Ducati 900 SS
Jimmy Adamo pilotó las Ducati preparadas por Reno Leoni durante toda la década de los ‘80. Las primeras 900 SS no tenían rival y con ellas logró los títulos nacionales de 1981, 82 y 83. Aquella SS cubicaba 950 cc, pesaba 145 kg y rendía 110 CV a 8.500 rpm con carburadores Malossi de 41,5 mm. Llegaba a los 251 km/h en el peralte de Daytona.

BMW R90 Daytona
John Long
y su BMW del importador San Jose ganaron alguna categoría inferior, mientras que Dave Emde logró incluso batir a alguna Ducati a pesar de la inferioridad mecánica de la moto alemana: 95 CV a 8.500 rpm, cardan y 156 kg. Su suspensión delantera antihundimiento llamó mucho la atención. ¿Te suena el Telelever?

H-D “Martillo de Lucifer”
Jay Springsteen y Gene Church (campeón en 1984, 85 y 86) dominaron con mano de hierro las BoTT durante tres años frente a las máquinas italianas, paseando con orgullo la bandera Yankee en su tierra. Esta bestia era un popurrí de componentes desarrollados en dirt-track: chasis, motor de carrera larga XR 750 con distribución por varillas, 106 CV a 7.500 rpm, etc. El pique con Ducati fue salvaje.
La evolución posterior contó con un chasis tubular artesanal, monoamortiguador trasero y motor de XR 1000.

Laverda 500 Montjuic
La Laverda de Maurice Ogier fue la bicilíndrica de menor cilindrada en ganar una carrera de BoTT gracias a su ligereza (132 kg) y eficaz aerodinámica. El motor cubicaba 579 cc, proporcionaba 74 CV a 9.800 rpm, equipaba carburatas Dell’Orto de 38 mm y depósito de combustible bajo el asiento. Alan Cathcart ganó con ella en Daytona ’84.

Ducati 851
La victoria en Daytona ’87 con el excampeón del mundo de 500 Marco Lucchinelli significó un punto de inflexión en esta categoría y en la historia de Ducati. Fue la primera Duke en equipar un motor de 8 válvulas e inyección, rendía 120 CV a 11.000 rpm y llegaba a 265 km/h. Desde entonces, todas las superbikes de la marca han seguido esa configuración.

Guzzi Le Mans 1000
Campeona nacional en 1987, la super-Guzzi de John Wittner (más conocido como Dr. John -era dentista-) pilotada por Doug Braunecken adelantó lo que la marca italiana vendería en las tiendas pocos años después: las primeras culatas de 4 válvulas y correa dentada. La Guzzi cubicaba 999 cc, llegaba a 115 CV a 9.300 rpm y alcanzaba los 267 km/h.

Honda RS750 Commonwealth
Fue la única moto japonesa en ganar el campeonato. Lo consiguió en 1989 con Randy Renfrow a los mandos: motor RS 750 de dirt-track con 8 válvulas (base Transalp), carburadores Mikuni Flatside de 41 mm, suspensiones de 500 GP, culatas artesanales específicas, 857 cc, 100 CV a 9.400 rpm y 155 kg.

Quantel-Cosworth
Este artilugio británico fue desarrollado por Bob Graves sobre la base del bicilíndrico paralelo creado originalmente por la firma de motores de Fórmula 1 para el proyecto Norton Challenge de finales de los ’70. Roger Marshall venció con ella en Daytona ’88: 823 cc, 120 CV a 10.000 rpm, inyección electrónica, agua, 8 válvulas, motor autoportante... Lo malo es que pesaba 173 kg, pero en el peralte volaba a 280 km/h.

BMW R100 Fujii
El auge Twin en Japón hizo que el equipo de Yoshimori Fujii (un vendedor de coches BMW) viajara a Daytona. Sobre un motor de R100 desarrollaron una máquina de 98 CV a 8.300 rpm , con carburadores Keihin de 39 mm, dos válvulas por cilindro, chasis Beater, basculante de aluminio y Paralever. Con sus 160 kg alcanzaba los 250 km/h.

Britten V-1000
Mi favorita. Una de las mejores motos de carreras de la historia se adelantó 20 años a su época. La última evolución del genio neocelandés John Britten ganó en Daytona ’94 con Andrew Stroud machacando a las Ducati 926 oficiales de Ferracci: motor autoportante (no hay chasis) en V a 60º, inyección electrónica, suspensión delantera por paralelogramo, radiador bajo el asiento, 138 kg, 170 CV a 9.700 rpm, 303 km/h...

1.12.09

BMW S 1000 RR SBK ‘09
















Una sorpresa en forma de Superbike hizo acto de aparición en el pit-lane del circuito de Portimao. La primera SBK en la historia de BMW acaba de finalizar su temporada de debut. Sin pensármelo, aproveché para inspeccionarla escrupulosamente y despiezar un poco “la bestia” germana del Mundial.

Las motos de carreras derivadas de serie siempre han llamado poderosamente mi atención. Llevar al límite una máquina que puedes comprar en las tiendas para hacerla tan eficiente y rápida como sea posible me resulta fantástico. Realizar esta labor en una moto absolutamente nueva como es la S 1000 RR, es más inquietante si cabe.
El fallido proyecto de BMW para MotoGP (2001-2006), un tricilíndrico de 990 cc construido por la empresa italiana Oral Engineering, sirvió de experiencia para afrontar el proyecto S 1000 RR en una modalidad totalmente desconocida para la firma germana. El ex-ingeniero de Ferrari Mauro Forghieri fue el padre del motor de aquella criatura que, en alguna foto espía se dejó ver en manos de Luca Cadalora y Jeremy McWilliams.

Aunque los dorsales del carenado de la moto que llevaron a Portimao hacían referencia al nº de Rubén Xaus, el 111, la moto era de Troy Corser. Tras seguir las carreras de esta temporada sabemos que la unidad del piloto español tiene el basculante pintado de negro mientras que el del australiano es de aluminio mate.
A simple vista, la ausencia de los aditivos legales para circular por la calle y la adopción de los colores de guerra de BMW Motorrad Motorsport sin patrocinador principal, es lo que más llama la atención. Pero esta no es la superstock que ha finalizado 3ª en el campeonato alemán IDM con Werner Daemen. Bien es cierto que la preparación se hace en las mismas instalaciones, las de Alpha Racing, pero nada más. Aquí hay muchos euros.

Sobre el chasis de serie viste una carrocería de fibra de carbono-kevlar (firmada por la germana Becker-Carbon), tornillería de titanio, cúpula MRA, horquilla invertida presurizada de 43 mm de diámetro, monoamortiguador TTX y amortiguador de dirección firmados por los suecos de Öhlins, pinzas radiales monobloque de 4 pistones y bombas de freno Brembo (delantera 19x18), llantas de magnesio de la italiana OZ Racing (16.5” delante y 16” detrás), estriberas elevadas Gilles Tooling, espumado de asiento Osenstetter, escape completo de titanio Akrapovic con silencioso de carbono, radiador de aluminio sobredimensionado Febur, cambio semi-automático invertido, depósito de gasolina de 23 l. (17,5 en la moto de calle) con boca de llenado rápido a presión Stäubli y tomas de aire en la parte frontal, basculante de aluminio más rígido y robusto, ausencia de pedal de freno (monta una leva bajo el semimanillar izquierdo que se acciona con el pulgar), instrumentación y telemetría completa 2D, neumáticos slick Pirelli Diablo Superbike (120/75R 420 y 190/65R 420), 162 kg en seco (40 kg menos que la de calle) y… 225 CV de potencia a ¿14.000 rpm? El propio Rubén me confesó que junto con la Honda Ten Kate su moto es la más potente de la parrilla, por encima incluso de las actuales MotoGP de 800 cc.

Para sacar esos 30 CV más respecto a la mecánica de serie, el interior del mismo ha sido convenientemente optimizado. Mismo diámetro por carrera (80 x 49.7 mm) y cilindrada, la compresión aumenta hasta 14.0:1 (13.0:1 de serie), cambian los pistones, bielas, árbol de levas, etc., mientras que la inyección recae en un sistema Dellorto con electrónica de la propia BMW y cuerpos de 48 mm, en lugar de la Bosch BMS-KP normal.

Detalles como la adopción de silicona azul para las juntas de los conductos de refrigeración (aumenta la resistencia y duración de los mismos), el alambre que enrosca los puños de goma (para que no se escurran de los semimanillares), el excelente mecanizado de las piezas, la cadena de transmisión Regina o el filtro de aire BMC terminan de redondear una auténtica pura sangre de fábrica. Aunque suene a coña, el embrague anti-rebote que usa Rubén es el de la moto de calle.
Esta SBK cuenta con una piña izquierda de 5 coloridos botones para configurar en marcha algunos parámetros: rojo (más control de tracción), amarillo (más freno motor), azul (limitador de velocidad para circular en el pit), negro (menos freno motor) y verde (menos control de tracción).