2.11.09

IV. Cine y Motos / Esquizofrenia Quadrophénica '79 (1ª parte)







Si hablamos de películas con importantes cargas “scooterianas”, una gran cinta brilla por derecho propio sobre el resto: Quadrophenia. La ópera prima del director inglés Franc Roddam cumple 30 años. Hagamos memoria y valoremos en su justa medida el significado y la repercusión de esta magnífica obra- icono.

Los amantes de los scooter, y por supuesto de las motos, gustan verse reflejados en la gran pantalla con el estreno de una producción de cierto renombre cuyas protagonistas queman gasolina y tumban en cada curva como si de una Moto GP se tratara. Desgraciadamente, en la inmensa mayoría de los casos la calidad de estas “películas moteras” brilla por su ausencia, cayendo en burdos y típicos tópicos carentes de sentido, con cutres y consentidas realizaciones de pseudodirector e insultando constante y estúpidamente nuestra cultura motorista (véase Torque o Biker Boyz, por poner un ejemplo). Afortunadamente, muy de cuando en cuando surgen películas dignas de encomio, no sólo para aquellos que amamos el “mundillo” de las dos ruedas, sino también para cualquier neófito en el tema o, sencillamente, para todos los que se consideren cinéfilos. Quadrophenia es una de ellas.

Yo la vi por primera vez hace algunos años en VHS, en una de esas jornadas lúdico-pelleras que todos hemos disfrutado alguna vez en la universidad. Mi amigo Luis me acompañó en el visionado de la misma y la verdad es que me quedé tocado. Casi toda la película está rodada en exteriores reales de Londres y Brighton, con varias escenas nocturnas donde las calles eran regadas a posta para lograr una mejor estética dramática al reflejarse las luces en los charcos. La ambientación y la fotografía son muy buenas, con especial mención para el vestuario y, por supuesto, la banda sonora (el inmortal tema My Generation no debe olvidarse).

¿DE QUÉ VA ESTO?

La película trata la historia de un adolescente inmerso en una banda mod en la Inglaterra de 1964. Fiel retrato de la cultura británica y de las denostadas rivalidades entre las tribus de los mods y los rockers, el protagonista Jimmy Cooper (encarnado por Phil Daniels) lucha por la autorrealización, junto a la rebelión y ante el rechazo. Las drogas y su Lambretta son herramientas que utiliza en todo momento para llevar a cabo su propia búsqueda. Él refleja desde dentro un modo de vida efímero pero intenso, con una moraleja que da para mucho cuando al final de la película se derrumbe emocionalmente tras dejar el trabajo, sufrir la incomprensión de sus padres, comprobar el desinterés de la chica que le gusta y ser rechazado por su banda. Es entonces cuando arroja la Vespa de Sting por los blancos acantilados de Beachy Head (un lugar donde se han sucedido multitud de suicidios a lo largo de la historia). Al final, Jimmy triunfa al comprender que no tiene necesidad de formar parte de algo para ser feliz.

Hacia la mitad de la cinta surge la figura de otro mod conocido como “As de Oros”, que está encarnada por el jovencísimo cantante Sting (tenía 27 años cuando se rodó), en pleno auge tras crear la conocida banda The Police. Este ídolo y referente para todos los mod no lo será tanto cuando Jimmy comprueba que, alejado de las típicas estridencias mod, el “As” se gana la vida como un simple botones de hotel.

LAMBRETTA: HACIENDO HISTORIA

La histórica rival de la conocida Vespa nació en Milán en 1947 de la mano del empresario italiano Ferdinando Innocenti. A pesar de ser tan made in Italy como cualquier otra, su final italiano (1972) no fue el definitivo ya que se siguió fabricando en factorías de diversos países como España (1989) e India (1998).

Finalizada la II Guerra Mundial, Innocenti concibió un vehículo barato, con un mantenimiento económico y una versatilidad fuera de toda duda con la que desplazarse en la Europa de posguerra. Su peculiar diseño bebió mucho de las necesidades militares, pues se necesitaba de un vehículo de rastreo estrecho, pequeño y fiable.
Entre las principales características de la Lambretta se encuentran su chasis tubular, el cambio manual de 3-4 velocidades (según modelo) en el puño izquierdo y su motor central (la Vespa es lateral-trasero) de 2 tiempos.

Actualmente, hay legiones de seguidores de la marca por todo el mundo y el mercado de piezas, accesorios, merchandising y clubes está más vivo que nunca. Los especialistas y propietarios de todo el mundo lucen sus últimas creaciones en cualquier salón de prestigio a la mínima ocasión. Y es que, en el fondo, Lambretta es una de esas marcas inmortales que siguen vivas gracias a la pasión de los aficionados. (+)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que grandes esas sesiones ludico/pelleras¡¡