Hoy se celebra el 20 ANIVERSARIO del estreno en España de la película Tucker: el hombre y su sueño, producida por George Lucas y dirigida por el gran Francis Ford Coppola. Aunque siempre se le recordará por la obra maestra de El Padrino (1972) o Apocalypse Now (1979), esta cinta resulta muy interesante y emotiva. Pero no estamos hablando de una superficial película de coches sin más, sino de la propia vida de Coppola personificado en su protagonista, Jeff Bridges, un revolucionario diseñador y constructor de coches de posguerra (en el trasfondo, la lucha contra las grandes compañías para intentar construir sus propios sueños...).
Preston Thomas Tucker (1903-1956), el personaje real al que da vida el protagonista, tras haber trabajado para Cadillac, Ford, Studebaker, Stutz y Chrysler, decidió construir un coche revolucionario, totalmente nuevo y adelantado a su tiempo basado en la seguridad, la potencia y el diseño. Tras conseguir la financiación, las instalaciones, algunos ingenieros y diseñadores, se comenzó a trabajar rápido. El prototipo fue presentado a contrarreloj en la fábrica el 19 de junio de 1947 (Tucker improvisó durante 2 horas para que realizasen reparaciones de última hora).
Desgraciadamente el sueño de Preston Tucker se truncó pronto. Una investigación del SEC (Comisión de Seguridad e Intercambios del Gobierno Norteamericano) sobre prácticas financieras irregulares (como vender accesorios de un coche que aun no existía) llevó a Tucker a la quiebra y, aunque finalmente fue declarado inocente, ya fue tarde: se había quedado sin fábrica y los inversores se retiraron del proyecto. Al parecer los grandes fabricantes americanos de automóviles fueron los instigadores de la investigación, preocupados ante el nuevo competidor que hubiese dejado a todos sus modelos obsoletos. La mala prensa también hizo de las suyas.
Únicamente se fabricaron 51 Tucker Torpedo sedán (incluyendo el proto) hasta el 3 de marzo de 1949. Actualmente son auténticas obras de arte (con precios astronómicos en torno a 1.000.000 $ si hay alguna venta) conservadas en los garajes de los coleccionistas más acaudalados del mundo.
Estas son algunas lindezas que hicieron del Torpedo un coche-leyenda único:
Motor trasero bóxer de 6 cilindros con inyección mecánica y refrigeración líquida marca Franklin (se usaba en helicópteros) de 5.477 cc que rendía 166 CV a 3.200 rpm y 500 Nm de par a 2.000 rpm, caja de cambio automática de 3 velocidades, transmisión especial Tuckermatic de 27 piezas (lo normal eran 90), 6 salidas de escape, 193 km/h de máxima, suspensiones independientes, tablero de instrumentos acolchado para minimizar lesiones en caso de accidente, mandos centralizados en el volante, triple faro delantero independiente (el central –ojo de cíclope- es direccional para mejorar la visión), coeficiente aerodinámico de sólo 0,27... Los frenos de disco y las llantas de magnesio no llegaron a hacerse efectivos.
Preston Thomas Tucker (1903-1956), el personaje real al que da vida el protagonista, tras haber trabajado para Cadillac, Ford, Studebaker, Stutz y Chrysler, decidió construir un coche revolucionario, totalmente nuevo y adelantado a su tiempo basado en la seguridad, la potencia y el diseño. Tras conseguir la financiación, las instalaciones, algunos ingenieros y diseñadores, se comenzó a trabajar rápido. El prototipo fue presentado a contrarreloj en la fábrica el 19 de junio de 1947 (Tucker improvisó durante 2 horas para que realizasen reparaciones de última hora).
Desgraciadamente el sueño de Preston Tucker se truncó pronto. Una investigación del SEC (Comisión de Seguridad e Intercambios del Gobierno Norteamericano) sobre prácticas financieras irregulares (como vender accesorios de un coche que aun no existía) llevó a Tucker a la quiebra y, aunque finalmente fue declarado inocente, ya fue tarde: se había quedado sin fábrica y los inversores se retiraron del proyecto. Al parecer los grandes fabricantes americanos de automóviles fueron los instigadores de la investigación, preocupados ante el nuevo competidor que hubiese dejado a todos sus modelos obsoletos. La mala prensa también hizo de las suyas.
Únicamente se fabricaron 51 Tucker Torpedo sedán (incluyendo el proto) hasta el 3 de marzo de 1949. Actualmente son auténticas obras de arte (con precios astronómicos en torno a 1.000.000 $ si hay alguna venta) conservadas en los garajes de los coleccionistas más acaudalados del mundo.
Estas son algunas lindezas que hicieron del Torpedo un coche-leyenda único:
Motor trasero bóxer de 6 cilindros con inyección mecánica y refrigeración líquida marca Franklin (se usaba en helicópteros) de 5.477 cc que rendía 166 CV a 3.200 rpm y 500 Nm de par a 2.000 rpm, caja de cambio automática de 3 velocidades, transmisión especial Tuckermatic de 27 piezas (lo normal eran 90), 6 salidas de escape, 193 km/h de máxima, suspensiones independientes, tablero de instrumentos acolchado para minimizar lesiones en caso de accidente, mandos centralizados en el volante, triple faro delantero independiente (el central –ojo de cíclope- es direccional para mejorar la visión), coeficiente aerodinámico de sólo 0,27... Los frenos de disco y las llantas de magnesio no llegaron a hacerse efectivos.
Actualmente el Tucker Automobile Club of America se encarga de preservar el prestigio de este sueño de acero de 5,3 m de largo y 1.921 kg en vacío.
1 comentario:
me tendré que conformar con la peli..a ver lo que tardo en conseguirla¡¡
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